sábado, 26 de junio de 2010

TAMARA Soñar contigo

GLORIA ESTEFAN - VOLVERAS


No pensé que fueras a dejarme.
Dices que te has vuelto a enamorar,
que no sientes ya el amor de antes.
Quieres que te de tu libertad.

No te detendré por un instante;
No le temo a la soledad,
Pero sé que al fin te vas a arrepentir,
y tendrás que regresar.

En tu alma siempre serás mío,
aunque te enamores otra vez.
No podrás borrar esos recuerdos
de mis caricias en tu piel.
Te recordarás en cada beso.
Nadie como yo te puede amar.
Sé, te cansarás de las mentiras
y tú volverás.

No voy a tratar de retenerte.
El amor no se exige; se da.
Y si tu amor no es el de para siempre,
entonces quiero saberlo ya.

No te vale nada mi cariño.
Sólo te sirvió para jugar.
Pero sé que al fin te vas a arrepentir
y tendrás que regresar.

En tu alma siempre serás mío,
aunque te enamores otra vez.
No podrás borrar esos recuerdos
de mis caricias en tu piel.
Te recordarás en cada beso.
Nadie como yo te puede amar.
Sé, te cansarás de las mentiras
y tú volverás.
y tú volverás.
Y tú volverás.

Fuente: musica.com

AQUI ESTARE

no te olvides de mi

sábado, 5 de junio de 2010

MUSICA Y POEMA


Flor de un día

Yo di un eterno adiós a los placeres
cuando la pena doblegó mi frente,
y me soñé, mujer indiferente
al estúpido amor de las mujeres.

En mi orgullo insensato yo creía
que estaba el mundo para mí desierto,
y que en lugar de corazón tenía
una insensible lápida de muerto.

Más despertaste tú mis ilusiones
con embusteras frases de cariño,
y dejaron su tumba las pasiones,
y te entregué mi corazón de niño.

No extraño que quisieras provocarme,
ni extraño que lograras encenderme;
porque fuiste capaz de sospecharme,
pero no eres capaz de comprenderme.

encendiste en amor con tus encantos,
porque nací con alma de coplero,
y buscaste el incienso de mis cantos?...
Me crees, por ventura, pebetero?

No esperes ya que tu piedad implore,
volviendo con mi amor a importunarte;
aunque rendido el corazón te adore,
el orgullo me ordena abandonarte.

Yo seguiré con mi penar impío,
mientras que gozas envidiable calma;
tú me dejas la duda y el vacío,
y yo, en cambio, mujer, te dejo el alma.

Porque eterno será mi amor profundo,
que en ti pienso constante y desgraciado,
como piensa en la vida el moribundo,
como piensa en la gloria el condenado.

Antonio Plaza.